Historias de Panadero » Panificación artesanal
por Lluis Artés · Forn de la Plaça · Alella.
Consiste en trabajar las materias primas escogidas tales como harina, agua, sal, levadura y masa madre, garantizando la mezcla de ellas y hacer de ese modo una masa consistente, elástica y homogénea.
La cantidad de cada ingrediente a aplicar se determina con relación al peso de la harina.
Así pues, en cuanto a hidratación, la cantidad de agua necesaria para elaborar una masa normal de pan será de un 60% pudiendo aumentar si hace falta hasta un 100%, dependiendo del tipo de pan que queramos hacer, de la fuerza de la harina y de su contenido en humedad, o bien si es harina integral. También tendremos en cuenta la temperatura del agua, pensando que una masa al final del amasado debe tener una temperatura entre los 23 y 27 grados.
El porcentaje de sal por cada kilo de harina estará entre el 1,8 y el 2%.
Sobre la levadura estará en función de las horas de fermentación, la cantidad de masa madre que contenga nuestro pan y la temperatura del local donde tenga que fermentar el pan. Podemos tomar como referencia usar 10 gramos de levadura por cada kilo de harina y a partir de nuestros primeros resultados variar esa cantidad.
No hay nada escrito sobre la cantidad de masa madre en el pan, ni si debe ser liquida o sólida y ahí estará uno de nuestros mejores secretos en el resultado final de nuestros panes. No debemos tener miedo en su utilización. Podemos usar desde 3 o 4 gramos por kilo de harina hasta poner la misma cantidad de masa madre que de la harina que vayamos a usar. Ahí es donde vamos a darle nuestro toque personal a todos nuestros panes.
Si vamos a hacer un amasado manual usaremos un cuenco liso semiesférico en el que tiraremos la harina con la levadura y la sal, poco a poco iremos echando el agua. Si usamos masa madre dura será mejor tirarla al inicio. Si la masa madre es liquida mejor cuando todo esté ligado. Una vez tenemos un amasado consistente dejaremos reposar la masa mas o menos una hora fuera de corrientes de aire.
Al cabo de ese tiempo dividiremos la masa con el peso adecuado y formaremos suavemente una bola que volveremos a dejar reposar unos 30 minutos. Transcurrido ese tiempo le daremos la forma a nuestro pan y lo dejaremos fermentar hasta que haya doblado su volumen. Ese será el momento de introducirlo en el horno, que previamente habremos calentado a unos 200 grados. Podemos hacerle unos cortes con un cuchillo bien afilado y simplemente nos quedará esperar a su cocción.
¡Mucha suerte!